El Puerto, como se conoce popularmente, es el municipio más pequeño de la isla de Tenerife y está situado en su cara noroeste, dentro del gran anfiteatro natural que es el Valle de La Orotava. Es una ciudad que mira al océano, rodeada de huertas, plataneras y viñedos y que está permanentemente vigilada por el gran volcán: el Teide.
Es una ciudad turística distinta a cualquier otra. Su puerto vivió una época de esplendor comercial, dando salida al azúcar y el vino de la isla que viajaba a la entonces floreciente Europa. Su espectacular naturaleza, su buen clima y su extraordinario cielo cautivaron a los científicos y botánicos del continente y se convirtió en un destino clave para los viajes de salud. El carácter tolerante y aperturista de sus habitantes fue lo que acabó por posicionarla como centro cultural de vanguardia de todo el archipiélago.